Poesía para reflexionar

 Leemos,  reflexionamos y comentamos

Lee en silencio las siguientes poesías que te propongo. A continuación, identifica el tema de cada una de ellas, son tres y te hago tres propuestas.

"Violencia de género"

"Se dirige a la mujer y la empodera"

"La desigualdad de género"

¿Cuál es el tema de cada uno de los poemas?

Para terminar, los recitaremos en voz alta y comentaremos entre todos.

POEMA DE RODILLAS

Begoña Abad (Burgos,1952)

Mi madre me enseñaba a fregar de rodillas

la línea que separaba nuestro suelo del vecino,

recta, marcada, más blanca la madera,

que se note que somos las que mejor fregamos, de rodillas.

Las monjas me enseñaban a rezar de rodillas, a confesar de rodillas

y de rodillas los castigos que sanan, eso decían.

Los hombres querían que fuera de rodillas por sus normas.

De rodillas pidiendo su permiso.

De rodillas en el trabajo, no fueras a perderlo, me avisaban.

De rodillas pidiendo mis derechos.

De rodillas escribiendo en el templo de las palabras.

Siempre creyendo que el mundo era el alto muro de un cementerio.

A nadie puede extrañarle que cuando conseguí

ponerme en pie y mirarlo cara a cara,

no pudiera contener mi alegría

viendo lo alta que yo era en realidad.

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ARDE

Miguel Gane (Leresti, Rumanía, 1993)

NO, calladita no estás más guapa.

Tú eres preciosa cuando luchas,

Cuando peleas por lo tuyo,

Cuando no te callas

Y tus palabras muerden,

Cuando abres la boca

Y todo arde a tu alrededor.

No, calladita no estás más guapa,

Sino un poco más muerta,

Y si algo sé sobre ti

Es que no he visto a nadie,

Jamás,

Con tantas ganas de vivir.

Gritando.

No, calladita no estás más guapa.

Tú eres preciosa cuando luchas,

Cuando peleas por lo tuyo,

Cuando no te callas

Y tus palabras muerden,

Cuando abres la boca

Y todo arde a tu alrededor.

No, calladita no estás más guapa,

Sino un poco más muerta,

Y si algo sé sobre ti

Es que no he visto a nadie,

Jamás,

Con tantas ganas de vivir.

Gritando.

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OTRA HISTORIA DE AMOR

Bárbara Armstrong (Monzón, 1991)

Él quería unos brazos más fuertes

para trabajar más deprisa.

Ella quería unas piernas más largas

para llegar más lejos.

Él quería aprender a llorar,

y Ella quería dejar de hacerlo.

Él quería hacerse escuchar,

Ella quería dejar de oír

golpes.

Él solía dejarse llevar,

Ella solía aferrarse al suelo

y a los muebles.

Él solía precipitarse hacia delante,

Ella no dejaba de mirar para atrás.

Él no sabía moverse por el tablero,

Ella no sabía hacerle un jaque mate.

Él no sabía cómo entrar en su vida.

Ella no sabía cómo salir de la suya.

Él no sabía amar,

Ella no sabía amarse.

Y al final,

Ella murió infeliz y él…

Él no supo

qué perdiz comer a partir de entonces.

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